INICIO DEL CURSO Y GESTIÓN EMOCIONAL

 

La vuelta al cole es una fecha clave en el calendario de las familias. El regreso a la rutina escolar pone fin a los días en que la disciplina de los horarios no ha estado tan marcada. Por ello, septiembre es un mes de adaptación, organización de horarios, conciliación familiar y laboral, necesidades diferentes que pueden contener muchas emociones: comenzar una nueva etapa, un nuevo colegio, una nueva extraescolar…

En este contexto el inicio del colegio también ayuda a detectar si los pequeños están evolucionando correctamente o de lo contrario necesitan algún tipo de terapia para reforzar ciertas áreas. Según los datos de los centros de terapias infantiles, anda CONMiGO, en una clase de 25 niños, en torno a 5 o 6 presentan algún tipo de necesidad: lenguaje, psicológica, habilidades sociales, desarrollo cognitivo… Por ello es importante detectarlo cuanto antes para que el niño pueda seguir su desarrollo de forma óptima.

 

La importancia de la gestión de las emociones

En relación a las necesidades psicológicas de los niños que pueden ponerse de manifiesto con el comienzo de las clases se encuentra la gestión de emociones del alumno. En los últimos años se ha incrementado exponencialmente el interés por la salud mental de los niños, debido en parte a los numerosos estudios que correlacionan la influencia de las experiencias tempranas con el patrón de conductas que el niño emitirá en la edad adulta. Recientemente, la Comunidad de Madrid ha anunciado que el número de autolesiones en los centros se ha duplicado.

Por ello, es de vital importancia incidir en las primeras edades en el aprendizaje y práctica de aquellos factores relacionados con una adecuada salud mental. Una correcta gestión de las emociones ayuda a los niños en muchos aspectos:

  • Mejorar el conocimiento de uno mismo y de sus emociones
  • Mejorar el rendimiento en la escuela
  • Reducir y protege contra el estrés, ansiedad y la depresión
  • Favorecer las relaciones interpersonales y la empatía
  • Mejorar el desarrollo personal
  • Mejorar la capacidad de influencia y liderazgo
  • Favorecer el bienestar psicológico y autoestima
  • Aumentar la motivación y ayuda a alcanzar las metas

 

La correcta gestión de las emociones determina en mayor o menor medida el éxito en distintas áreas de nuestra vida, como pueden ser el de las relaciones interpersonales o el trabajo. El objetivo principal es el de fortalecer psicológicamente al niño y contribuir al desarrollo de una personalidad saludable, fomentando el bienestar y a mejorar su calidad de vida.  La educación en emociones y asertividad será fundamental para que el niño pueda aprender a expresarse sin inhibición o agresividad, así como la tolerancia a la frustración”, explica Javier Bergón, director de la Fundación anda CONMiGO.