
Asertividad en niños: cómo ayudarles a expresar lo que sienten sin gritar ni callarse
Imagina esta escena: tu hijo vuelve del colegio enfadado, tira la mochila al suelo y responde con mal humor. Al rato, entre lágrimas, te cuenta que un compañero le quitó el balón durante todo el recreo… y que no dijo nada, o terminó empujándolo.
Esto no siempre es “mal comportamiento”. En muchos casos, refleja una dificultad en habilidades de comunicación emocional, especialmente en la asertividad: la capacidad para expresar pensamientos, emociones y necesidades de forma clara, firme y respetuosa, sin caer en la sumisión ni en la agresividad (Caballo, 2021).

Este artículo te ofrece una guía práctica para:
☑️Comprender qué es y qué no es la asertividad infantil.
☑️Identificar si tu hijo necesita apoyo en este ámbito.
☑️Enseñarle, de forma adaptada a su edad, a comunicarse con respeto.
☑️Utilizar juegos, ejemplos y dinámicas que fomenten estas habilidades.
☑️Reconocer cuándo conviene buscar acompañamiento profesional.
¿Qué es la asertividad en niños?
La asertividad es una habilidad clave dentro del desarrollo socioemocional. En el caso de los niños, implica comportamientos como:
- Decir “no” sin sentirse culpable.
- Expresar desacuerdos sin herir.
- Defender sus derechos sin recurrir a la violencia.
- Pedir ayuda cuando algo les supera.
Se diferencia claramente de otros estilos de comunicación:
| Estilo | Cómo actúa | Ejemplo en niños |
|---|---|---|
| Pasivo | Evita conflictos, se calla. | No dice nada cuando le quitan el balón, pero se siente mal. |
| Agresivo | Reacciona con violencia verbal o física. | Empuja o insulta al compañero para recuperar el balón. |
| Asertivo | Se expresa con claridad y respeto. | Dice: “No me gusta que me quites el balón. Si quieres, podemos turnarnos.” |
Una metáfora útil con los niños es la del “punto medio”:
“Hay niños que se lo guardan todo, otros que explotan y hacen daño, y otros que hablan claro sin hacer daño. Esto último es ser asertivo.”
⚠️ Señales de que tu hijo tiene dificultades con la asertividad
No hace falta un diagnóstico para detectar que algo no va bien en la forma en que un niño se comunica. Las señales de falta de asertividad suelen ser claras y repetitivas. Pueden expresarse de dos maneras principales: bloqueo o inhibición (perfil pasivo) y reacción explosiva (perfil agresivo).
Cuando se bloquea o no se defiende (estilo pasivo)
Los niños con un estilo pasivo tienden a evitar el conflicto, pero a costa de su propio bienestar emocional. Este perfil suele manifestarse así:
- Le cuesta decir “no”, incluso a personas cercanas.
- Acepta juegos o bromas que no le gustan, por miedo a molestar o quedarse fuera.
- Tolera comentarios hirientes sin responder, sonríe o se calla.
- Llega del colegio emocionalmente agotado, pero no cuenta situaciones concretas.
- Usa frases como: “Da igual”, “No pasa nada”, “Siempre es culpa mía”.
Este tipo de comportamientos pueden estar vinculados con baja autoestima, necesidad de aprobación o miedo al rechazo
Cuando explota, grita o agrede (estilo agresivo)
En otros casos, el niño reacciona de forma impulsiva y desproporcionada. No es que “tenga mal carácter”, sino que no ha aprendido a canalizar la emoción ni a comunicarse de forma adecuada. Algunas señales típicas:
- Grita, insulta o agrede físicamente ante la frustración.
- Tiene dificultad para pedir disculpas o reconocer errores.
- Expresa pensamientos rígidos como “si no grito, no me escuchan”.
- Se involucra en conflictos frecuentes en el colegio (empujones, peleas, sanciones).
- Usa frases como: “Me da igual”, “Él empezó”, “No pienso perder”.
Este estilo puede estar asociado a déficits en autorregulación emocional, impulsividad o falta de modelos adecuados
Un mismo problema, dos manifestaciones
Aunque los comportamientos parezcan opuestos, el fondo es el mismo: el niño no tiene aún herramientas para expresar lo que siente de manera firme y respetuosa. No se trata de reprimir emociones, sino de aprender a reconocerlas, validarlas y comunicarlas adecuadamente.
Aquí es donde el entrenamiento en asertividad cobra valor. A través de la práctica guiada (en casa, en la escuela o con un profesional), los niños pueden desarrollar formas más equilibradas de relacionarse, que protejan su integridad sin dañar a los demás.
Cómo enseñar asertividad por edades
La asertividad no se adquiere en una sola conversación. Es una habilidad que se entrena con práctica constante, en situaciones cotidianas y adaptadas al nivel madurativo del niño o niña. A continuación, te presentamos orientaciones por rangos de edad, con ejemplos y recursos validados en intervención psicoeducativa. ↓
De 3 a 6 años: poner palabras a lo que sienten
En la etapa preescolar, el foco principal es el reconocimiento emocional y la expresión básica de necesidades. A esta edad, la asertividad se trabaja con frases breves y apoyos visuales.
- Identificar y nombrar emociones básicas (alegría, tristeza, enfado, miedo).
- Pedir ayuda o expresar un deseo simple.
- Decir “no” o “para” ante conductas incómodas.
- Recursos útiles:
- Juego del “Yo siento…” → Ejemplos guiados:
- “Yo siento tristeza cuando no me escuchas.”
- “Yo siento enfado cuando me quitas el muñeco sin preguntar.”
- Tarjetas de emociones (caras, pictogramas o emojis). → Se pueden usar para completar frases como:
- “Cuando estoy así (señala ‘enfado’), puedo decir: no me gusta.”
- Role play breve → Tú haces de compañero que empuja/quita un juguete. → El niño practica: “Para, por favor”, “No me gusta eso”, “Devuélvemelo”.
Lo importante no es que lo digan perfecto, sino que tengan frases automáticas y accesibles para usar ante una situación incómoda (Del Prette & Del Prette, 2019).
De 7 a 10 años: diálogo, empatía y resolución de conflictos
En esta etapa, los niños ya pueden comprender puntos de vista ajenos, anticipar consecuencias y elaborar respuestas más complejas. Es una edad clave para consolidar habilidades sociales.
- Construir frases asertivas estructuradas.
- Practicar la empatía.
- Iniciar resolución de conflictos simples.
- Estrategias recomendadas:
- Estructura “Cuando tú… yo me siento… y me gustaría…” → Ejemplos:
- “Cuando me gritas delante de mis amigos, me siento avergonzado. Me gustaría que me lo dijeras en privado.”
- “Cuando no me dejáis jugar, me siento solo. Me gustaría que me avisarais al empezar un juego.”
- Mapa emocional → Dibujar situaciones cotidianas y preguntar:
- ¿Qué siente cada uno?
- ¿Qué podría decir para expresar lo que necesita?
- Guía de resolución de conflictos
- ¿Qué pasó?
- ¿Qué sintió cada uno?
- ¿Qué podríais hacer o decir la próxima vez?
Este tipo de dinámicas estimulan la autorregulación emocional, la perspectiva social y la autoestima (Caballo, 2021; Scopus, 2022).
De 11 a 14 años: grupo de iguales, redes sociales y presión del entorno
En la preadolescencia, el reto principal es mantener la autenticidad sin perder la pertenencia al grupo. La presión social, las comparaciones y el miedo al rechazo se vuelven más intensos.
➡️ Ejemplo adaptado:
Defender los propios valores y límites.
Manejar situaciones en redes sociales.
Resistir la presión grupal de forma asertiva.
Estrategias útiles:
Protocolo básico de comunicación asertiva:
Describo lo que ocurre.
Explico cómo me hace sentir.
Digo lo que necesito o propongo una solución.
“Cuando hacéis bromas sobre mí en el grupo de WhatsApp, me siento humillado. Me gustaría que paréis y, si hay algo que hablar, lo hagamos en persona.”
Ensayar este tipo de guiones mediante juegos de rol o dramatizaciones permite al adolescente ganar seguridad para actuar con firmeza sin caer en confrontaciones.
- Debates controlados en casa
Elegís un tema que le interese (videojuegos, normas, redes) y practicáis:
✔️Escuchar sin interrumpir.
✔️Defender su opinión sin atacar.
✔️Aceptar que no todos piensan igual.
- Guiones para situaciones de presión
✔️ “No me apetece, gracias.”
✔️ “No quiero mandar esa foto.”
✔️ “Si seguís con ese tema, me salgo del grupo.”
Frases asertivas para niños: cómo entrenarlas y cuándo usarlas
Contar con un repertorio de frases asertivas listas para usar puede marcar la diferencia en las primeras etapas del aprendizaje emocional. Estas expresiones funcionan como “muletillas seguras” que ayudan al niño a sentirse autorizado a poner límites, pedir ayuda o expresar lo que siente sin recurrir a gritos ni quedarse en silencio.
La clave está en practicarlas en momentos de calma, a través de juegos de rol, dramatizaciones o ejemplos cotidianos. Así, cuando la emoción esté más alta, ya tendrá herramientas interiorizadas para actuar con firmeza y respeto.
Frases para pedir ayuda de forma segura
Pedir ayuda no es signo de debilidad, sino una habilidad social clave. Estas frases enseñan al niño que buscar apoyo es legítimo:
- “Necesito ayuda con este ejercicio, no lo entiendo.”
- “Hay un niño que me molesta en el recreo, ¿podemos hablar?”
- “Me siento muy nervioso, ¿puedo salir un momento?”
- “No sé cómo resolver este problema, ¿me ayudas?”
Fomentar la petición de ayuda disminuye el riesgo de aislamiento emocional, ansiedad o acumulación de frustración
Frases para decir “no” sin sentirse culpable
Estas expresiones permiten a los niños poner límites personales de forma clara, sin miedo a ser rechazados o causar conflicto:
“Ahora no quiero jugar a eso, prefiero otra cosa.”
“No me apetece, gracias.”
“No quiero que me hables así.”
“No voy a hacer eso, no me siento cómodo.”
Practicar estas frases ayuda a prevenir conductas de sumisión, favorece la autonomía y fortalece la autoestima
Frases para expresar enfado sin faltar al respeto
El objetivo aquí no es evitar el enfado, sino canalizarlo de forma segura y constructiva:
- “Me enfada que me interrumpas todo el rato.”
- “No me gusta cuando habláis de mí de esa forma.”
- “Cuando me gritas, me siento mal. Prefiero que me lo digas más tranquilo.”
“Estoy muy enfadado ahora, necesito un minuto y luego hablamos.”
Estas frases son parte del entrenamiento en regulación emocional y comunicación no violenta. Reducen los estallidos y mejoran la convivencia escolar y familiar.
Juegos y dinámicas para entrenar la asertividad en casa y en el aula
Aprender a ser asertivo no solo se logra hablando sobre emociones, sino experimentándolas de forma segura. En psicología clínica y educativa, los juegos estructurados, dramatizaciones (role playing) y dinámicas colaborativas son herramientas clave para entrenar habilidades sociales en contextos naturales y divertidos.
Ideas prácticas para trabajar en familia
Incorporar estas dinámicas en la rutina familiar fortalece el vínculo y normaliza la expresión emocional respetuosa.
Objetivo: ensayar respuestas asertivas en contextos reales.
Mejora la flexibilidad cognitiva, reduce la impulsividad y favorece el autocontrol emocional.
- Crear tarjetas con situaciones frecuentes:
➡️“Te quitan un juguete”
➡️ “No te dejan entrar al juego”
➡️“Te critican delante de otros”
- Repartir roles:
➡️ Uno hace de compañero
➡️ Otro del niño asertivo.
- Al final, reflexionar juntos:
➡️¿Qué frase fue más clara?
➡️ ¿Cómo te sentiste al decirla o escucharla?
Objetivo: vincular autorregulación emocional con respuesta asertiva.
Técnica usada en intervenciones de TDAH y trastornos de regulación emocional para frenar respuestas impulsivas
🔴Rojo: me paro
🟠Ámbar: respiro y pienso lo que quiero decir
🟢Verde: digo mi frase asertiva
Objetivo: practicar el derecho a pedir sin exigir.
Refuerza el lenguaje positivo, previene pasividad acumulada y promueve acuerdos respetuosos.
- Cada miembro escribe frases del tipo:
- Una vez por semana se leen juntos y se dialoga sobre cómo llevarlas a cabo.
Dinámicas sencillas para el aula
Estas actividades pueden integrarse en tutorías, sesiones de convivencia o talleres de habilidades sociales.
Objetivo: mejorar la expresión positiva y la escucha activa.
Mejora la autoestima, la empatía y la exposición social en contextos seguros.
En círculo, cada niño dice algo que admira o valora del compañero de su lado.
Normas claras: que sea sincero, respetuoso y concreto.
Objetivo: identificar respuestas asertivas frente a situaciones difíciles.
En círculo, cada niño dice algo que admira o valora del compañero de su lado.
Normas claras: que sea sincero, respetuoso y concreto.
- Preparar tarjetas con conflictos habituales:
➡️ “Se ríen de tu dibujo”
➡️ “Te eliminan del grupo de WhatsApp”
➡️“Se cuelan en la fila del recreo”
- Cada niño propone cómo respondería.
- El grupo debate
➡️ ¿Esa respuesta fue asertiva?
➡️ ¿Se pasó de agresiva o fue demasiado sumisa?
Fundamento clínico: desarrolla pensamiento crítico, perspectiva social y capacidad de autorreflexión sobre el impacto del lenguaje.
Asertividad en niños con TDAH o TEA: claves para un abordaje eficaz
Los niños con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) o Trastorno del Espectro Autista (TEA) suelen presentar dificultades específicas para desarrollar habilidades sociales, incluida la asertividad. No se trata de una falta de interés social, sino de barreras en la interpretación, regulación o expresión de sus emociones y necesidades.
¿Por qué puede costar más?
Estos niños a menudo enfrentan una combinación de desafíos como:
- Dificultades para interpretar señales sociales implícitas (miradas, gestos, tono).
- Respuestas impulsivas o desajustadas al contexto (propias del TDAH).
- Inhibición excesiva o bloqueo frente a la interacción (más frecuente en perfiles TEA).
- Problemas asociados de lenguaje, coordinación motora o regulación emocional.
Estrategias clínicas recomendadas
Para enseñar asertividad de forma funcional y accesible, se recomienda:
Apoyos visuales estructurados
- Uso de pictogramas, tarjetas con frases modelo, historietas sociales o semáforos emocionales.
- Favorecen la anticipación y comprensión del contexto social.
Repetición en contextos predecibles
- Practicar escenas comunes (recreo, cumpleaños, discusiones entre hermanos) en ambientes estructurados y sin presión.
- Repetir permite automatizar respuestas útiles.
Feedback inmediato, claro y positivo
- Evitar correcciones vagas como “pórtate bien” y usar frases específicas como: → “Eso ha sido una frase muy clara” → “Intenta decirlo un poco más despacio, así se entiende mejor”.
Guiones sociales personalizados
- Elaborar historias breves o esquemas paso a paso para afrontar situaciones difíciles.
- Ejemplo: “¿Qué hago si alguien me quita el turno?”
➡️ Paso 1: Me acerco.
➡️ Paso 2: Digo “yo también quiero jugar”.
➡️ Paso 3: Espero la respuesta.
Importancia del enfoque transdisciplinar
Beneficios de la asertividad en niños y niñas.
La adquisición de un estilo comunicativo asertivo durante la infancia tiene un impacto profundo y positivo en el desarrollo emocional, social y académico. Diversas investigaciones en psicología evolutiva y clínica respaldan que fomentar esta habilidad desde edades tempranas protege la salud mental, fortalece la autoestima y mejora la calidad de las relaciones interpersonales (Caballo, 2021; Del Prette & Del Prette, 2019).
Mejora de la autoestima y el bienestar emocional
La asertividad permite a los niños expresar lo que sienten, piensan o necesitan de manera clara y respetuosa. Al sentirse escuchados y validados, experimentan un aumento en su autoconfianza. Esta competencia comunicativa les proporciona una mayor percepción de eficacia personal, que es clave para desarrollar una autoestima sólida y estable. Como resultado, se involucran con mayor seguridad en actividades escolares, sociales y familiares.
La autovaloración positiva se fortalece cuando el niño percibe que tiene derecho a poner límites, pedir ayuda y expresar desacuerdos sin ser sancionado ni ignorado
Prevención del estrés, la ansiedad y la depresión
La asertividad actúa como factor protector frente a alteraciones emocionales frecuentes en la infancia. Un niño que aprende a comunicar su malestar, anticipar situaciones difíciles o buscar ayuda, tiene más herramientas para regularse y afrontar conflictos sin acumular tensión interna.
Estudios recientes han señalado que el entrenamiento en habilidades sociales, y en particular en asertividad, reduce significativamente los niveles de ansiedad, estrés y sintomatología depresiva en niños en edad escolar.
Un niño que puede decir “no quiero jugar a eso, me siento incómodo” evita verse forzado a situaciones que le generan tensión, y eso disminuye la sobrecarga emocional.
Desarrollo de relaciones saludables y auténticas
Al comunicarse con claridad, sin someterse ni imponerse, los niños construyen vínculos más seguros, respetuosos y equilibrados. Pueden negociar, resolver desacuerdos y expresar afecto de forma directa, lo que reduce los conflictos mal gestionados o la agresividad pasiva.
Esto también fomenta un entorno de mayor empatía, comprensión y colaboración entre iguales, clave para el desarrollo socioemocional en el contexto escolar y familiar.
La asertividad es uno de los pilares de las relaciones interpersonales sanas, tanto en la infancia como en la adolescencia. También se vincula con menor riesgo de acoso escolar, aislamiento social o comportamientos disruptivos (Del Prette, 2019).
Fomento de la inteligencia emocional y habilidades sociales
La práctica sistemática de la asertividad en la infancia no solo mejora la comunicación interpersonal, sino que potencia el desarrollo de la inteligencia emocional. Al aprender a reconocer y nombrar sus emociones, así como a comprender las de los demás, los niños adquieren habilidades fundamentales como la empatía, la escucha activa y la autorregulación emocional.
Estas competencias les permiten desenvolverse de manera más adaptativa en entornos sociales, prevenir conflictos y construir relaciones saludables basadas en el respeto mutuo. Además, fortalecen la resiliencia ante situaciones estresantes y favorecen la creación de una red de apoyo afectiva sólida a lo largo de la vida.
Programas de entrenamiento en habilidades sociales con foco en la asertividad han demostrado mejoras significativas en regulación emocional, adaptación escolar y bienestar psicológico.
Cómo trabajamos la asertividad en el Método anda CONMiGO
En los centros anda CONMiGO, la asertividad no se aborda de forma aislada, sino dentro de un enfoque clínico-educativo integral basado en el Método anda CONMiGO, diseñado a partir de la experiencia directa con más de 2.300 niños de entre 0 y 14 años.
Resultados observados:
- El 88 % de los casos muestran avances significativos en habilidades sociales, autorregulación emocional y conducta adaptativa.
La asertividad se integra en dos bloques principales del Programa de Habilidades Sociales:
- Entrenamiento en frases clave: “Prefiero…”, “No me gusta…”, “Necesito…”.
- Práctica para decir “no” sin agresividad ni sumisión.
- Petición de ayuda de forma respetuosa y clara.
- Identificación de señales corporales y emocionales del enfado o frustración.
- Uso de estrategias de autorregulación antes de responder.
- Expresión emocional sin culpabilizar al otro.
Además, el enfoque incluye:
- Trabajo grupal, en entornos seguros que permiten ensayar conductas sociales reales.
- Coordinación activa con la familia y el centro educativo, asegurando la generalización de lo aprendido.
- Evaluación sistemática del progreso, mediante registros clínicos y checklists en habilidades como:
✔️Expresar opiniones
✔️Pedir ayuda
✔️Decir “no”
✔️Cooperar
✔️Respetar turnos
Aunque el entorno familiar puede ser un excelente punto de partida, hay señales claras que indican la conveniencia de una intervención profesional específica:
- Dificultades persistentes para hacer o mantener amistades.
- Conflictos frecuentes en el ámbito escolar (insultos, peleas, aislamiento).
- Miedo excesivo a hablar en público o pedir ayuda, incluso en espacios seguros.
- Estallidos de ira o frustración ante límites sencillos.
- Diagnósticos como TDAH, TEA u otros trastornos del neurodesarrollo que dificultan la interacción social.
- Frases como: “Nadie me quiere”, “Soy un desastre”, “Mejor no digo nada”.
En estos casos, un programa profesional puede marcar una gran diferencia porque:
- Se trabaja en grupo con otros niños que comparten retos similares.
- Las sesiones están lideradas por un equipo clínico especializado.
- Se establece un plan conjunto con familia y escuela, que potencia la transferencia de lo aprendido a la vida cotidiana.
📚 ¡NUEVO PROGRAMA anda CONMiGO!
El Apoyo para el Éxito Académico
Programa Grupal: Funciones Ejecutivas y Técnicas de Estudio (5º Primaria a 16 años)
¿Qué hace que este programa sea único?
Combinamos las Técnicas de Estudio (subrayado, esquemas, resúmenes) con el entrenamiento directo en Funciones Ejecutivas (atención, planificación, memoria de trabajo y autocontrol).
Al trabajar estas funciones, se predice éxito académico a largo plazo, mayor autonomía personal y mejor adaptación socioemocional en el futuro.
Aprenderá a planificar y organizar su tiempo de estudio con autonomía , a priorizar tareas y a reducir la ansiedad ante los exámenes.
6 meses de trabajo intensivo (24 sesiones) en grupos muy reducidos (máx. 6 participantes) , lo que garantiza un aprendizaje activo, lúdico y cooperativo.
Preguntas frecuentes sobre la asertividad infantil
Desde los 3 a 4 años, los niños pueden comenzar a expresar de forma básica lo que sienten y necesitan mediante frases como:
- “No quiero”
- “Eso no me gusta”
- “Para, por favor”
A partir de los 6 o 7 años, ya pueden construir frases más elaboradas usando estructuras como:
- “Cuando tú…, yo me siento…, y me gustaría…”
La asertividad no es una habilidad fija: se desarrolla progresivamente a lo largo de toda la infancia con práctica, acompañamiento emocional y modelado adecuado.
Es clave adaptar las expectativas y herramientas a la etapa evolutiva del niño (Del Prette & Del Prette, 2019).
Es una situación muy común. Muchos niños acumulan incomodidad o frustración en silencio, hasta que finalmente estallan con gritos, llanto o conductas agresivas. Esto no es un “mal comportamiento” sino una señal clara de que no tiene todavía herramientas para canalizar lo que siente.
En estos casos, más que corregir solo la explosión, conviene trabajar:
- Reconocimiento precoz de señales físicas y emocionales (ej. “noto calor”, “mi corazón va rápido”).
- Petición de ayuda antes de perder el control.
- Entrenamiento en frases asertivas (“Me estoy enfadando, necesito parar”).
Recomendación práctica: Practicar estas escenas en momentos de calma (“en frío”) es mucho más eficaz que intervenir solo después del conflicto.
Sí, y en muchos casos es fundamental para su bienestar y adaptación social. Lo que cambia es el método y los apoyos utilizados:
- Más uso de apoyos visuales (pictogramas, tarjetas, guiones sociales).
- Repetición estructurada y en contextos previsibles.
- Coordinación estrecha entre familia, escuela y profesionales.
En los centros anda CONMiGO, la asertividad se trabaja de forma personalizada, dentro del programa de habilidades sociales y adaptando dinámicas, tiempos y objetivos a cada perfil de desarrollo.
La intervención ajustada en niños con TDAH o TEA mejora significativamente sus habilidades comunicativas, reduce conductas problemáticas y favorece su inclusión social.
Por sí sola, la asertividad no es suficiente para prevenir el acoso escolar, ya que este fenómeno también depende de factores como la dinámica del grupo, la respuesta del centro educativo y la actuación de los adultos.
Sin embargo, sí puede:
- Ayudar al niño a reconocer situaciones injustas o incómodas.
- Fomentar la capacidad de pedir ayuda con claridad.
- Evitar que normalice faltas de respeto o se sienta culpable por lo que ocurre.
Por eso, en los centros anda CONMiGO, el trabajo en asertividad se combina con:
- Desarrollo de la empatía.
- Regulación emocional.
- Entrenamiento en habilidades sociales grupales.
La asertividad no es una protección total frente al acoso, pero sí es una herramienta poderosa para detectar, nombrar y actuar ante situaciones de vulnerabilidad.

RESPONSABLE CLÍNICA TERAPÉUTICA de anda CONMiGO
Psicóloga, orientadora educativa, experta en intervención en el aula para niños con necesidades educativas especiales y especialista en atención temprana.
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