
En base a nuestra experiencia, actualmente una gran parte de la población infantil pasa al menos dos horas a día frente a las pantallas. Cuando hablamos de pantallas, no referimos a todo dispositivo electrónico que brinda “entretenimiento” digital ya sean televisores, móviles, tablets, video consolas, etc.
En la era digital actual, la exposición de los niños a dispositivos electrónicos es una realidad innegable. Sin embargo, es esencial entender que el uso excesivo de pantallas en los más pequeños puede tener repercusiones negativas en su desarrollo cerebral, emocional y social.
En este artículo, exploraremos por qué no recomendamos el uso excesivo de dispositivos electrónicos en los niños, especialmente en aquellos menores de dos años. También discutiremos estrategias y terapias para abordar los problemas derivados de la exposición excesiva a pantallas y cómo fomentar un juego más equilibrado y diverso para un crecimiento saludable.
El cerebro de los niños experimenta un rápido desarrollo durante los primeros años de vida. Es crucial que interactúen con su entorno físico y social para un desarrollo cognitivo, emocional y físico óptimo. Las pantallas no pueden proporcionar la misma experiencia que las interacciones reales, lo que puede afectar negativamente el desarrollo del lenguaje, la atención, la concentración y la resolución de problemas.
El uso excesivo de pantallas en niños pequeños puede limitar las oportunidades de aprendizaje de habilidades sociales y emocionales fundamentales, como la comunicación no verbal, la empatía y la resolución de conflictos. Las interacciones en tiempo real con cuidadores y otros niños son esenciales para desarrollar estas habilidades.
La luz azul emitida por las pantallas puede afectar negativamente la calidad del sueño en los niños pequeños. Esto puede dificultar conciliar el sueño y tener un sueño reparador, lo que a su vez afecta su bienestar general. Además, el tiempo frente a las pantallas puede reducir el tiempo dedicado a actividades físicas, lo cual es esencial para un crecimiento saludable.
La exposición excesiva a las pantallas puede aumentar el riesgo de desarrollar hábitos sedentarios y problemas de atención en los niños pequeños. También se ha observado que un uso prolongado de pantallas se asocia con un mayor riesgo de problemas de conducta, como dificultad para regular emociones, irritabilidad, agresividad e impulsividad.
Los estímulos rápidos y cambiantes presentes en las pantallas pueden sobrecargar el sistema de atención de los niños pequeños y dificultar su capacidad para concentrarse en tareas más tradicionales. Esto puede tener un impacto en su capacidad de aprendizaje y desarrollo de habilidades cognitivas.
Cuando los niños menores de dos años presentan problemas derivados del uso excesivo de pantallas, es importante abordarlos a través de enfoques terapéuticos adecuados. Algunas terapias que pueden ser útiles incluyen:
Enfocada en proporcionar intervenciones específicas para promover el desarrollo cognitivo, motor y del lenguaje en niños pequeños, esta terapia trabaja con el niño y su familia para proporcionar actividades y técnicas de estimulación apropiadas para su edad.
Beneficiosa para abordar problemas de desarrollo motor y habilidades de la vida diaria que puedan haber sido afectados por el uso excesivo de pantallas. Un terapeuta ocupacional trabaja en el desarrollo de habilidades motoras finas y gruesas, coordinación, equilibrio y destrezas necesarias para el autocuidado y la participación en actividades diarias.
Involucra a la familia del niño y ayuda a los padres a comprender los efectos negativos del uso excesivo de pantallas, brindando pautas para establecer límites y fomentar una crianza saludable, además de fortalecer la comunicación y las interacciones familiares positivas.
Cambiar los hábitos de juego de los niños para que no se centren únicamente en las pantallas requiere un enfoque gradual y consistente. Aquí hay algunas estrategias que puedes implementar:
Comunica límites de tiempo de pantalla adecuados para tu hijo de manera clara y consistente. Utiliza temporizadores o alarmas para ayudar a controlar el tiempo de pantalla.
Proporciona una variedad de juguetes y materiales que fomenten la imaginación, la creatividad y el juego activo.
Involúcrate en el juego activo con tu hijo. Realicen actividades al aire libre y jueguen juntos.
Establece momentos regulares para el juego en familia, como noches de juegos de mesa o manualidades.
Crea áreas libres de pantallas en el hogar, como la habitación de juegos, donde no se permita el uso de dispositivos electrónicos.
Los niños aprenden mucho al observar a sus padres y cuidadores. Limita tu propio tiempo de pantalla y muestra interés en otras actividades fuera de las pantallas.
Limita el tiempo de pantalla, pero utiliza aplicaciones o programas educativos apropiados para la edad de tu hijo de manera selectiva y controlada.
Si bien vivimos en una era digital, es fundamental que los padres y cuidadores tomemos medidas para limitar el uso excesivo de pantallas en niños pequeños. La interacción con el mundo real es esencial para un desarrollo cerebral, emocional y social saludable. Al fomentar un juego más equilibrado y diverso, los niños pueden desarrollar habilidades fundamentales y disfrutar de una infancia plena y saludable. Recuerda que establecer límites claros y proporcionar alternativas de juego son pasos fundamentales para el bienestar de los más pequeños en esta era digital.