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Diagnóstico del autismo en niños:
claves para una detección temprana

El diagnóstico del autismo en niños es un proceso fundamental para identificar y comprender esta condición. Detectar los síntomas a tiempo permite acceder a intervenciones que mejoren el desarrollo y la calidad de vida de los pequeños.  

Existen diversas señales que pueden indicar la necesidad de una evaluación. Conocer estos signos facilita una detección más temprana y efectiva, y contribuye a un enfoque adecuado en el tratamiento y apoyo. 

 

Importancia del diagnóstico temprano 

El diagnóstico temprano es un aspecto fundamental en la identificación del autismo. Permite una intervención rápida que puede ser vital para el desarrollo del niño, mejorando sus habilidades y facilitando su integración en diferentes entornos. 

Beneficios de la detección precoz 

La detección temprana del autismo ofrece múltiples beneficios que pueden influir positivamente en la vida del niño y de su familia. Entre los principales beneficios se encuentran los siguientes: 

  • Mejora de las habilidades sociales y comunicativas: La intervención precoz ayuda a que los niños desarrollen competencias esenciales en la interacción con otros. 
  • Reducción de comportamientos problemáticos: Las terapias adecuadas pueden disminuir conductas desafiantes, facilitando la convivencia y la adaptación. 
  • Acceso a recursos adecuados: Un diagnóstico temprano permite a las familias acceder a programas especializados que brindan apoyo educativo y terapéutico. 
  • Optimización del desarrollo emocional: La intervención temprana puede favorecer la regulación emocional y potenciar el bienestar del niño. 
  • Mejor calidad de vida: Todos los beneficios anteriores contribuyen a una mejor calidad de vida tanto para el niño como para su entorno familiar. 

Señales de alerta tempranas 

Identificar señales de alerta en el desarrollo de un niño es esencial para garantizar que se pueda realizar una evaluación adecuada de su situación. Estas señales pueden aparecer antes de los 18 meses y son indicativas de que se debe considerar un diagnóstico. Algunas de las más relevantes incluyen: 

  • Escaso contacto ocular: Los niños pueden mostrar dificultad para mantener el contacto visual con los demás. 
  • Falta de respuesta a su nombre: A menudo no reaccionan cuando se les llama, lo que puede ser un signo de una conexión social limitada. 
  • Limitaciones en el balbuceo: La ausencia de sonidos típicos o balbuceos puede ser motivo de preocupación. 
  • Dificultades en juegos interactivos: Muchos niños con autismo tienen problemas para participar en juegos que requieren interacción social. 
  • Comportamientos repetitivos: La manifestación de movimientos o acciones repetidas es una señal que puede indicar la necesidad de una evaluación más profunda. 

Proceso de diagnóstico del autismo 

El proceso de diagnóstico del autismo es un procedimiento meticuloso que implica una serie de evaluaciones y observaciones realizadas por profesionales de la salud y/o educación. La intervención adecuada comienza con la identificación de patrones y comportamientos específicos que puedan indicar la presencia de las dificultades asociadas a la condición. 

Evaluación inicial por el pediatra 

El pediatra es generalmente el primer profesional al que se acude ante sospechas de autismo. Durante los chequeos de salud rutinarios, especialmente a los 18 y 24 meses, se recomienda que los pediatras realicen una evaluación preliminar. Esta evaluación puede incluir preguntas sobre el desarrollo del niño y la observación de su comportamiento en situaciones cotidianas. 

Observación de comportamientos por especialistas 

Una vez que se identifica la necesidad de una evaluación más profunda, el pediatra puede derivar al niño a un equipo multidisciplinario de especialistas. Este equipo se encarga de observar y analizar diversos aspectos del comportamiento del niño/a. 

Cuestionarios para padres 

Los padres desempeñan un papel crucial en el proceso de diagnóstico. Se les puede solicitar que completen cuestionarios detallados que abordan el desarrollo y el comportamiento del niño/a. Estas herramientas ayudan a los especialistas a entender mejor el contexto en el que se manifiestan los síntomas. 

Observación directa del niño/a 

Además de los cuestionarios, los profesionales llevarán a cabo una observación directa del niño/a en un entorno controlado. Esto permite captar de forma más precisa cómo el niño interactúa con su entorno y con otros. Estas observaciones ofrecen información valiosa que puede no ser evidente en situaciones menos estructuradas. 

Pruebas interactivas lúdicas 

Las pruebas interactivas son otra herramienta clave en el diagnóstico. A través de juegos y actividades lúdicas, los especialistas pueden evaluar las habilidades sociales, de comunicación y del desarrollo del niño. Estas interacciones permiten obtener una visión más clara sobre las fortalezas y áreas que requieren atención. 

La evaluación médica/genética es un paso fundamental para descartar otras condiciones que puedan estar influyendo en el comportamiento. Un examen exhaustivo es esencial para una valoración completa del estado del niño. 

Pruebas de visión y audición 

El diagnóstico de autismo debe incluir la realización de pruebas de visión y audición. Estos exámenes ayudan a garantizar que no hay problemas sensoriales que puedan estar interfiriendo con el desarrollo y la comunicación del niño. 

Examen físico y neurológico 

La realización de un examen físico y neurológico es igualmente importante. Este examen permite a los profesionales detectar cualquier anormalidad que pudiera estar relacionada con el desarrollo y el funcionamiento del sistema nervioso. Así, se asegura una comprensión integral de la salud del niño. 

Criterios de diagnóstico según el DSM-5 y CIE-11 

Finalmente, el diagnóstico del autismo se basa en criterios establecidos por manuales internacionales, como el DSM-5 y la CIE-11. Para el diagnóstico, es necesario observar déficits significativos en tres áreas clave: 

  • Interacción social. 
  • Comunicación. 
  • Comportamientos e intereses restrictivos y repetitivos. 

El cumplimiento de estos criterios es vital para asegurar un diagnóstico preciso y, por ende, una intervención adecuada que apoye el desarrollo del niño/a. 

Dificultades en el diagnóstico del autismo 

El diagnóstico del autismo presenta diversas complicaciones que pueden afectar la detección y la intervención adecuada en las dificultades presentes en la condición. 

Diferencias en el diagnóstico entre niños y niñas 

Las diferencias de género en el diagnóstico del autismo son un área de creciente interés y estudio. Mientras que los niños suelen presentar síntomas más evidentes y comprobables, las niñas a menudo muestran un perfil más sutil y menos característico. Esto puede llevar a varias situaciones: 

  • Manifestación menos evidente: Las niñas pueden exhibir habilidades sociales más desarrolladas o compensadas en comparación con los niños, lo que puede ocultar su condición durante las evaluaciones iniciales. 
  • Expectativas sociales: Los estereotipos de género pueden influir en la manera en que se perciben los comportamientos de las niñas. Se espera que las niñas sean más comunicativas y sociables, lo que puede desviar la atención de las dificultades subyacentes. 
  • diagnósticos tardíos: Debido a la presentación menos típica del autismo en las niñas, muchas son diagnosticadas más tarde o incluso de manera errónea o equívoca con otros trastornos, resultando en un acceso limitado a la intervención temprana. 

Diagnósticos erróneos y comorbilidades 

El autismo a menudo coexiste con otros trastornos o condiciones, lo cual complica el diagnóstico. Esta superposición puede llevar a confusiones y malinterpretaciones de los síntomas. Algunas de las comorbilidades más comunes son: 

  • Trastornos de ansiedad: Los niños con autismo pueden experimentar altos niveles de ansiedad, que a menudo son confundidos con problemas de comportamiento o de ajuste social. 
  • Trastorno por déficit de atención e hipersensibilidad (TDAH): Los síntomas del TDAH pueden solaparse con aquellos del autismo, lo que puede resultar en diagnósticos incorrectos. 
  • Trastornos del aprendizaje: La presencia de dificultades en el aprendizaje puede ser percibida como la causa principal de los desafíos del niño, desviando la atención del posible diagnóstico de autismo. 
  • Trastornos de la personalidad en la adolescencia y la juventud: debido a un ajuste de la persona y una adaptación con dificultades en el entorno, que provoca que la sintomatología ansiosa y las conductas repetitivas se confundan con otros trastornos. 

Las implicaciones de diagnósticos erróneos son significativas, ya que pueden llevar a un enfoque inapropiado en el tratamiento y la terapia, limitando el desarrollo del niño/a. La identificación precisa de trastornos comórbidos es crucial para poder establecer un plan de intervención efectivo que aborde las necesidades específicas del niño/a. 

 

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Irene López

Psicóloga, orientadora educativa, experta en intervención en el aula para niños con necesidades educativas especiales y especialista en atención temprana.
Directora terapéutica centros Anda Conmigo

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